LAPIDUS. EL RENACER DE UN ALQUIMISTA.
(Sergio Fritz Roa)
(Portada del segundo texto de Lapidus)
Hace
varios años atrás leímos un libro de Alquimia del todo distinto a los que
estábamos acostumbrados. Se trataba de “En persecución del oro”, que fuera
editado en España por Luis Cárcamo a inicios de la década de los 80 (La edición en inglés se titula “In Pursuit of Gold” y fue impresa en 1976).
Nos
pareció -y nos parece aún- que el presente era un texto claro y honesto como
pocos, que devela grandes secretos del Arte. En efecto, el autor no recurre a
simbolismos complejos ni a evasivas a la hora de mencionar cuál es la materia
ni cuáles son algunos de los procedimientos herméticos más relevantes.
A
la hora de leer a Lapidus, comprendimos que ni Canseliet ni Atorène, quienes
nos habían parecido excesivamente generosos respecto a la entrega de conocimiento,
eran tan directos en su lenguaje. Salvo Alexander von Bernus, autor de “Medicina y alquimia”, nadie había
revelado tanto el Velo.
¿Quién
era este misterioso personaje?
El
autor usaba un seudónimo muy alquímico: Lapidus, una clara referencia a la Piedra
Filosofal. Y aparte de tratarse de un autor moderno, nada sabíamos de él.
Ello
hasta unos pocos días atrás, cuando a través de internet supimos de la edición
del segundo libro de Lapidus.
(Portada de la edición española del primer texto de Lapidus)
(Libro que contiene la correspondencia entre Lapidus y el
mago Crowley)
Ahora
se nos indicaba quien era realmente Lapidus: David Curwen (1893-1984), un
británico, quien a la edad de 83 años había editado su célebre texto “In Pursuit of Gold”.
En
1944 cuando tenía 51 años Curwen le escribió al mago Aleister Crowley. De allí
nació una larga comunicación, aunque compleja y no exenta de críticas de parte
del primero. Ambos autores tenían intereses similares: pasión por la Magia, el
ocultismo y el tantrismo. Además, los dos pertenecieron a la O.T.O. (Ordo Templi
Orientis). Pero Curwen centró su interés con el tiempo en la Alquimia, mientras
que para Crowley el Arte Hermético nunca fue relevante, como sí lo era la
Kabbalah o la magia angelical.
Es
curioso notar que fue también en 1944 cuando Kenneth Grant - otro importante
ocultista del s.XX,, conocido por sus libros y por pretender haber descubierto una
“corriente de Seth” o “tifoniana”- contactó a Aleister Crowley.
Curwen inició
a Kenneth Grant a una “highly recondite formula of the
Tantric vama marga”.
Sobre las fuentes
tántricas de Curwen, lamentablemente, nada sabemos.
***
Gracias a Tony Matthews, nieto de
Lapidus, y a la editorial “Salamander and Sons” en
septiembre de 2012 se ha editado la segunda obra de Curwen, llamada “The Pass-Keys to Alchemy”. Tomando por base
el análisis de tratados como los de Edward
Kelly, Eirenæus Philalethes, Ali Puli y
el bellísimo “Atalanta Fugiens” de Michael Maier, Curwen desarrolla un
análisis de los procesos alquímicos.
A
los interesados en conseguir uno de los pocos ejemplares (solo 119) de este
libro les recomendamos las siguientes páginas webs:
Para finalizar, digamos
que nos alegramos profundamente del interés de algunas editoriales por mantener
el fuego secreto de la difusión de obras alquímicas.
Esperamos pronto hacer un
análisis de la primera obra de Lapidus, dada su importancia; por lo que rogamos
estén atento a este blog.